domingo, 24 de noviembre de 2013

3º Etapa: algo más allá del Teide

Al fondo de la imagen El Teide.
Fotografía realizada por Pedro Gutiérrez.
Una de mis últimas experiencias en tema de retos deportivos (y ya hace demasiado tiempo de aquello), fue la subida al Teide desde la playa del Socorro, lo que se traduce en 25,5 km de recorrido y 3259 metros de desnivel, no está nada mal, hasta llegar al refugio en un solo día (al día siguiente, subida a la cima y volver a bajar, claro está) , sumándole además una carga de peso extra, por el material de invierno, ya que lo hicimos en diciembre, y añadiendo para colmo un calor infernal que nos machacó duramente, sobre todo en un lugar conocido como la sartén (ahora dudo de si se le conoce por ese nombre o lo bautizamos nosotros así). Sin duda un reto que me resultó apasionante, me divertí muchísimo incluso cuando mi cara parecía estar diciendo todo lo contrario (muchos a esto lo llaman masoquismo). 
Tramo que bautizamos como "la sartén".
Fotografía realizada por Pedro Gutiérrez.
¿Qué a que viene todo esto? pues porque esa sensación en los metros finales, justo antes de llegar al refugio cuando mis tres compañeros de ruta (tres chicarrones del norte muy curtidos en la montaña) ya habían logrado llegar a la meta, esa sensación tan extraña de rabia, emoción, impotencia porque las piernas no responden como quisieras, de orgullo e indignación cuando alguien se ofrece a ayudarte y te niegas en rotundo porque no quieres quitarle ni un ápice de valor a tu reto, a llegar como el resto de tus compañeros, esa mezcla de sentimientos es la que suelo tener ahora mismo cada vez que salgo a correr. 
Saber que estaba entrenando duro que había logrado correr 30 kilómetros en un tiempo creo que inmejorable (para mi claro) y de repente perderlo todo, en una zancada, en un instante concreto, preciso, en el que sabes, aunque no quieras creerlo, que va a ser algo más serio que una simple molestia.
Pero todo esfuerzo acaba teniendo su recompensa, y sinceramente creo que es cierto, en ocasiones no se presenta en la forma que perseguías en un principio, en ocasiones se convierte en un aprendizaje que probablemente te servirá en otros momentos de tu vida. 
No tengo ni idea si conseguiré terminar la maratón de Nueva York, que es mi reto para el año que viene, lo que de momento si tengo claro es que estoy aprendiendo mucho en el camino y lo más importante que me estoy encontrando con buena gente en el sendero, que siempre siempre tienen una palabra de ánimo, de apoyo, una sonrisa, pero reconozco que quiero más, quiero correr, quiero volver a tener ese estado de forma, saber que además de acabar puedo plantearme recortar tiempo, eso es lo que quiero, pero... 
Nadie puede borrar el recuerdo que tengo de ver amanecer desde el Teide, una vista impresionante, una sensación de plenitud, de saber que lo has logrado y que estás viviendo un momento irrepetible, y quiero volver a sentir lo mismo, quiero volver a correr, quiero volver a saber que puedo hacerlo, quiero cumplir un sueño.


Amanecer desde la cumbre del Teide.

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